martes, 26 de abril de 2011

Conversaciones con informáticos

Esto no me puede estar pasando a mi! Llevo dos semanas y seis días sin mi ordenador, y más sin hacer música!!
Me estoy desquiciando, me entregan mi ordenador con un virus más grande que la isla y encima para colmo vacaciones sin pc.

Tuve una conversación muy inteligente con el informático, fue algo así como:
"-No sé como, pero tengo instalado el Windows Rescure, y eso me está señalando errores en la memoria RAM y en el disco duro"
"-Ah, si! Yo lo vi, pero como cada uno tiene su antivirus"
Y en ese momento yo pensé: "Este tío es idiota!! Dónde se sacó el título!! Informáticos que no saben que eso es un virus!!"
Pero dije:
"-Pero por si no lo sabes, eso es un virus, y no se cierra" Ya lo veía yo que me iba a romper el botón de darle tan fuerte a la X para cerrarlo.
Y el poco acreedor de eso, pues el es informático, murmurando "Eso es imposible" hace un truco que solo se aprende en el último curso de la Escuela Superior de Informática Avanzada de Pigfarts, toca [Ctrl]+[Alt]+[Supr]. Y cuando está buscando el botón de suprimir yo le digo:
"-No lo intentes, no existe el Administrador de Tareas"
Y lo comprueba, y se queda mascullado cosas sin sentidos de la que logro escuchar "Pues va a ser un virus". Y yo para darle más pruebas, porque parece que no se lo cree le digo:
"-Y me ha borrado todo el disco duro"
Y me reta diciendo: "¿Cómo sabes eso?" Y yo en ese momento lo confirmo, es idiota!! Pero me tranquilizo y le digo:
"-Porque, mire aquí, ¿usted ve esto? ¿Usted ve el escritorio? Pues esto antes, esto era TODO carpetas"
Y me discute:
"-Pero puede que lo guardaras en otro sitio"
Exploto.
"-Mire el menú de inicio y dígame si hay algo!!"
Claro está, que no había nada en el menú de inicio.

Y ahí sigue el informático, peleándose con un virus que en su vida ha visto, pero que en Google tiene todas las soluciones.

Ya estoy mentalizada, ya sé que no tengo esperanzas, que he perdido todo.
Empezaré de nuevo...

miércoles, 13 de abril de 2011

Soñando con tu Mano. Capitulo I

¿Recuerdas como empezó todo?
Fue un simple error en el guión de mis sueños. Solo un simple error.
Pero algo alteró mi rutina. Ya sé que todo paso muy rápido, pero fue un error.
¿No lo recuerdas? Te explicaré mi error, más despacio.

   Rutina. Me he despertado, y lo que me espera es la rutina. Una rutina que empezó hace un año. Saboreo mis últimos segundos de felicidad, sueños. Sonrío al recordar mis sueños. Pero me viene a la cabeza el primer sueño culpable de esta rutina. Me levanto, no quiero pensar en ese sueño.

   Veinte minutos, ese es el tiempo que tengo para verte sin soñar. Veinte minutos donde permanecemos en un mismo lugar, tan cerca pero tan lejos.

   Estoy hablando con mis amigos, tonterías es lo único que decimos. Pero no importa, sonrío, porque te veo llegar. Te miro, ahí estas, siempre tan sonriente. Te miro, siempre por encima del hombro de mi amigo. Risas, se mezclan las tuyas con las nuestra.

   Te vuelvo a mirar y me cruzo con tus ojos. Se detiene el mundo. Solo estamos tú y yo. No existe nada más. Me pierdo en tus ojos y me recupero en tu sonrisa. Intento sonreír, para que sepas que yo también te he visto, pero cuando lo hago el mundo vuelve a girar. Solo fueron tres segundos. Ya no me miras y disimulo mi sonrisa con un chiste malo que han contado.
Se acabaron los veinte minutos.

   Los días pasan con la misma rutina, con los veinte minutos que cada día me sabe menos.
Y ahí estás tú, hablando con todos, riendo. Yo sigo aquí, mirando al sur, porque ahí sueles estar tú. Vas a tu bolso y coges la cartera. Vas a comprar. Ya no son veinte minutos.

   Oigo risas, pero no me molesto en reír. Estas a un paso de llegar a la calzada. Mi cuerpo reacciona y echa a correr. Rompo la barrera humana que hacen mis amigos.

-No - Grito.

   Se escucha un frenazo, luego un golpe, cristales rotos, caes al suelo.
Solo son cinco metros, cinco eternos metros. Me quito el cinturón mientras doy mis últimos pasos.
Caigo de rodillas a tu lado y la gente empieza a girarse para descubrir que fue ese ruido.

-No, no- susurro.

   Cojo tu mano derecha sin importarme el grito que ha soltado ese público que tiene primera fila en la función de mis sueños.

domingo, 10 de abril de 2011

Recuerdos extraviados

Me siento mal psicológicamente. Ha sido una semana de desprecio tras otro. 
En este momento solo quiero encerrarme en mi cuarto, encender el ordenador y ponerme a hacer música. Pero ni eso puedo. Todo falla cuando uno lo necesita.
Mi ordenador ha muerto y creo que ha sido lo que mas me ha jodido esta semana. No por el hecho de que el ordenador muriera, sino porque en él esta el trabajo de un año entero creando música, mis versiones, mis proyectos, mi canción para el musical de HLRadio, la canción que hice para el corto de Ridícula...


Hubo una época de mi vida que para olvidarme de este mundo leía. Abría un libro y abría la puerta a otro mundo, y solo paraba de leer cuando mi cabeza me dolía lo suficiente para olvidar el por qué había decidido olvidar el mundo. 
Ahora no leo para olvidar, ni tampoco bebo para olvidar. 
Creo que me he releído tantas veces los mismos libros que ya no funciona lo de entrar a otro mundo, creo que una vez entré y no salí. 
He intentado con otros libros, pero ninguno tiene un mundo tan fascinante que consiga sacarme de este al que un día entré y no quise salir. 
Solo la música me ha hecho olvidarme de ambos mundos, solo los golpes de la batería consigue callar los gritos de mi cabeza. Y ahora temo no poder recuperarlo. 
Son los mejores recuerdos que conservo de este año. Porque en el se encuentra mucho mas que música. Existen violines para amigos que veo muy poco, hay guitarras para festejar cumpleaños de almas gemelas, también voces para la mejor familia y versiones para todos los que quieran. 
Temo perderlos, como pierdo todo lo que me importa. 
¿Será verdad lo que me acaban de decir? Que no sé cuidar nada. 
Puede que no merezca tener nada.

viernes, 1 de abril de 2011

Decisiones: Leones, serpientes, cuervos o tejones.

Lo que marca a las personas son las decisiones. No diferenciamos a la gente por sus gustos, estilos o simplemente por su apariencia. Lo que nos diferencia entre tú y yo es una decisión.
Por qué estás con ese grupo de amigos, por qué escuchas esa música, por qué te vistes así... Todas esas preguntas se responde muy fácil: "Porque lo decidí". No te vistes así porque te gusta, al igual que no estas con esa persona porque te pareció mas divertido que el otro, tuvistes que elegir y tomastes una decisión.

Yo decidí mal, y pude volver a reparar ese error, y volví a decidir mal.

Me convertí en la persona que ahora soy por una mala decisión. Me convertí en tímida, pasota, liberal, solitaria, amante de la música y en secreto de las obras de Gustav Klimt y Keith Haring, autodidacta, friki y mala en los amores.
Hace como unos diez años me dieron a elegir. Me dijeron si quería ser popular, pija y la hija de una profesora. Yo dije que no, no me interesaba ser popular por ser la hija de...; tampoco quería ser pija, porque.... porque no quería ni quiero ser pija; y mucho menos quería ser la hija de una profesora, no quería tener privilegios, no quería ser mejor por ser hija de..., no quería que aquellos que querían ser mis amigos en verdad fueran los amigos de la hija de la profe.
Me negué, dije que no, y así fue. Durante todo el colegio nadie me reconoció por ser la hija de una profesora, llegando a casos de "Fuera de aquí, esto es privado" y al lado mio estar mi madre y tener que decirle "voy a darle dinero a mi hija". Y me gustó que no me dijeran "Entra, y espera a tu madre". Utilicé el comedor y transporte escolar como otro alumno más, rechazando la gran oferta de otra profesora al ofrecerme llevarme a mi casa, no tardaría ni diez minutos, pero yo quería ser normal y decidí coger el micro, ruta 6, y tardar una hora en llegar a mi casa.

Hace casi dos años me volvieron a preguntar ¿No has cambiado de opinión? ¿No quieres ser popular?. En ese momento me sentí como si el Sombrero Seleccionador quisiera ponerme en Slytherin y yo no quisiera. Ya sabes que pasó, no decidí ser popular, no me puso en Slytherin, pero tampoco me puso en Gryffindor. Me colocó en Hufflepuff, si, en esa casa que dicen que solo van los que sobran.
Pero no me arrepiento ser de Hufflepuff, porque nosotros los tejones somos los mas leales, y con eso me siento feliz.
Pero no puedo evitar pensar que hubiera pasado si cuando me preguntaron "¿Tu eres nueva, quieres venir con nosotras?" yo no hubiera contestado "Gracias pero estoy esperando a una amiga". En realidad no lo pienso, sino que me arrepiento, porque no me sirvió para nada esperar a esa amiga.

Me gustaría saber si al haber dicho que sí, yo seguiría siendo de Hufflepuff o ahora estaría en Gryffindor. Porque lo que sé, es que si hace diez años hubiera decidido ser popular, ahora mismo no tendría esta duda, se que sería de Slytherin.

Hoy he vuelto a decidir, pero esta vez no es para ser popular o no. He decidido colgar una historia en este blog. En esta historia no voy a dar ningún nombre a los personajes, porque se basa en una media realidad.  ¿Por qué lo hago? Porque nadie va a saber de quien se trata, la gente puede que saque alguna lista de sospechosos, pero nada más. Porque en realidad quienes saben el nombre de esos personajes nunca entran a este blog. El secreto está a salvo, y si se revelara, tampoco me importaría. Soy así de rara.